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LLAMAMIENTO A LA CIUDADANÍA: ¡SALVEMOS LA CIENCIA ARGENTINA!

Actualizado: 2 may 2019

Documento aprobado por la Mesa Coordinadora del Plenario Nacional de Directoras y Directores de Institutos del CONICET

Nota: el documento se basa en el borrador aprobado en el Plenario realizado en la Ciudad de Córdoba el 12 y 13 de Abril de 2019. La Mesa Coordinadora adaptó el borrador de acuerdo a las mociones votadas en el Plenario

1.

“El desarrollo científico y tecnológico de nuestro país es condición necesaria para permitir su despegue económico, el crecimiento de su industria, de los sistemas de salud, educativos y culturales, para garantizar el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y, de ese modo, promover el bienestar de su población”. Pese a que pocos gobernantes se atreven a cuestionar públicamente la validez de esta afirmación, el sistema científico y tecnológico argentino está hoy en riesgo de desaparición. Por eso personas con diferentes visiones sobre la realidad política argentina, firmamos este documento, que trasciende las barreras partidarias y los intereses corporativos. Al manifestarnos de este modo aspiramos, por el contrario, a defender el interés nacional promoviendo la búsqueda de la soberanía tecnológica y la supervivencia de un sistema que permita el desarrollo económico basado en el conocimiento científico y tecnológico. Lo hacemos porque queremos alertar a la ciudadanía sobre esta grave situación y convocarla a movilizarse para reclamar un cambio en las políticas aplicadas en el sector científico y tecnológico. Asimismo, convocamos a todas las fuerzas políticas a pronunciarse en defensa de la ciencia y tecnología argentinas y a comprometerse en la ejecución de las medidas que se detallan más abajo, que constituyen un programa de emergencia destinado a salvar nuestra base científica y tecnológica.

2.

Después de décadas de abandono, marcadas por un notorio ahogo presupuestario, el sector científico argentino vivió un periodo de expansión. El mantenimiento de esa senda de crecimiento pareció alcanzar un amplio consenso durante los debates presidenciales del 2015, donde los candidatos se comprometieron a continuar con una inversión creciente en el sector. Buena parte de la ciudadanía creyó que la continuidad de los equipos de gestión, que se mantuvieron tras el cambio de gobierno el 10 de diciembre de 2015, haría que esta esperanza se convirtiera en realidad. Para muchos, parecía que estábamos a las puertas de la instauración de una política de estado en ciencia y tecnología. Sin embargo, a menos de un año del final del mandato constitucional del actual gobierno, el panorama del sector científico y tecnológico argentino no podría haber sido más desolador. Crisis presupuestaria, paralización de las instituciones emblemáticas del sector, deterioro institucional, reducción de personal y pérdida de objetivos. Un retroceso en toda la línea. Debemos ser claros, si queremos la supervivencia del sistema científico argentino, es necesario revertir urgentemente este deterioro y modificar las políticas seguidas por la actual gestión.

El rechazo a la política científica vigente es casi unánime en nuestra comunidad y ha dado lugar a masivas críticas. Un ejemplo elocuente es la declaración firmada en octubre de 2018 por el 90% de quienes dirigen Institutos dependientes del CONICET solicitando urgentes medidas. Lamentablemente, pese a que esta declaración fue apoyada por miles de integrantes de la comunidad científica nacional e internacional, incluyendo a 21 colegas galardonados con el Premio Nobel en disciplinas como la física, la química o la medicina, el reclamo no recibió respuesta alguna por parte de las autoridades nacionales.

Teniendo en cuenta la responsabilidad que sentimos como integrantes de la comunidad científica argentina, seguimos reclamando. Solicitamos en primer lugar que se tomen medidas urgentes para revertir la gravísima crisis presupuestaria e institucional que atraviesa el sector.

3.

La dramática situación del sistema científico argentino puede ilustrarse con datos, cuya veracidad puede ser comprobada ingresando al portal de la Oficina Nacional de Presupuesto del Ministerio de Hacienda de la Nación. Nos limitaremos a mencionar en el texto algunos datos representativos y adjuntamos tablas y gráficos que ilustran de manera más detallada la gravedad de la situación. El presupuesto destinado a la finalidad ciencia y técnica cayó al 0.256% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2018 siendo que entre 2010 y 2015 se ubicaba cerca del 0.35% (ver gráfico 5 en el Apéndice de este documento, estas cifras, y las que mencionamos más abajo, están calculadas considerando el monto efectivamente gastado cada año, que no necesariamente coincidió con lo indicado en la correspondiente Ley de Presupuesto). Los datos más recientes indican que, probablemente, este derrumbe presupuestario se agudice en 2019. Este recorte afecta no solamente al CONICET, organismo clave y emblemático del sistema científico, sino también a todos los organismos del sector científico y tecnológico, que incluye entre otros a la CNEA, al INTI, al INTA, etc. Si en 2018 el estado nacional hubiera invertido en la finalidad ciencia y técnica la misma fracción del PBI que en 2015, tendría que haber sumado cerca de 18000 millones de pesos al presupuesto destinado a ese fin, que en ese mismo año ascendió a 33000 millones. El monto del ajuste es realmente escalofriante: ¡se ha sustraído a la finalidad ciencia y técnica un monto que supera ampliamente el total de los fondos destinados al CONICET! En el marco de semejante desfinanciación, sobre cuyas consecuencias nos explayaremos más abajo, no sorprende la eliminación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT), el abandono de los planes de crecimiento establecidos por el Plan Argentina Innovadora 2020 y el deterioro institucional al que se ha sometido a los organismos del sector que, en su mayor parte, se encuentran casi a la deriva. En lo que sigue, nos referiremos a la gravísima situación del CONICET y de los organismos que, como la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), dependen del extinto MINCyT.

4.

El CONICET es una institución clave para el sistema científico, es un organismo transversal, que interactúa con todas las demás instituciones del sector, ayudándolas a cumplir sus funciones específicas y proveyéndolas de recursos humanos formados. Es, además, un organismo que ha demostrado ser capaz de mantener niveles de calidad que lo ponen entre los de mayor reconocimiento en América Latina. El deterioro de su situación fue descripto en forma descarnada en una carta abierta firmada por cinco de los ocho miembros del Directorio del organismo. Allí, en primer lugar, se destaca que la situación salarial es crítica. Los salarios de los científicos argentinos son los peores de toda América Latina. Tal como lo resalta el Directorio, desde 2015 los salarios en el CONICET han perdido más del 35% de su poder adquisitivo. Las remuneraciones de los más jóvenes, los becarios doctorales y postdoctorales, están por debajo de la línea de pobreza y no hacen más que alentar el éxodo.

Por otra parte, el presupuesto que el CONICET destina a gastos vinculados al funcionamiento de sus Institutos, al mejoramiento de la infraestructura y a la ejecución de proyectos de investigación se ha desmoronado. En 2016, a poco de asumir, las actuales autoridades declararon que uno de sus objetivos era aumentar el porcentaje del presupuesto destinado a estos rubros que, entre 2010 y 2015, oscilaba en torno al 10% del total. Ese objetivo no sólo se ha incumplido, sino que la situación actual es notoriamente peor que la encontrada en 2015. El porcentaje del presupuesto del CONICET destinado a gastos de funcionamiento, infraestructura y ejecución de proyectos se redujo al 4.5% del total en 2017, al 5% en 2018 y, probablemente caiga por debajo del 4% del total en 2019 (ver Gráfico 9). En ese contexto, la mayoría de los Institutos recibieron en 2018 entre el 20% y el 40% del monto nominal recibido en 2017. Peor aún: hasta el momento, muchos de estos Institutos no han recibido aporte desde el CONICET en lo que va de 2019 y los que recibieron la primera cuota ésta es claramente insuficiente para afrontar su normal funcionamiento. Con este tipo de presupuesto el Directorio del CONICET ha resuelto dejar de financiar reuniones científicas y ha suspendido el pago de proyectos que, como los de Unidades Ejecutoras, fueron presentados en 2016.

La situación de investigadoras e investigadores jóvenes es insostenible: sumado a que los montos de las becas y salarios son irrisoriamente bajos, el número de vacantes para ingresar a la Carrera del Investigador (CIC) ha disminuido abruptamente, revirtiendo el sostenido crecimiento establecido por el Plan Argentina Innovadora 2020, aprobado por las mismas autoridades que aun encabezan al sector. Este plan fijaba una meta de crecimiento del 10% anual en la CIC hasta 2020, objetivo que fue tenido en cuenta al dimensionar el programa de becas del propio CONICET. El abandono abrupto de estas metas de crecimiento no sólo tiene consecuencias muy negativas para el sistema científico, sino que constituye una defraudación para centenares de jóvenes que apostaron a formarse teniendo en cuenta las promesas de crecimiento del sector (promesas de las cuales las autoridades del ex-MINCyT son responsables pese a su pretensión de desvincularse de ellas, de manera casi cínica). Esta política muestra su cara más cruel cada año, en el momento en que se anuncian los resultados del concurso de ingresos a la Carrera del Investigador Científico. En efecto, hace pocos días el CONICET informó que sólo el 17% de los aspirantes a ingresar a la CIC fueron admitidos en el organismo. De este modo, más de 1500 jóvenes, con una formación de excelencia en la que el estado invirtió durante más de doce años, quedaron afuera del sistema en momentos en los que todas las instituciones públicas les cierran sus puertas en la cara. Como mencionamos antes, el perjuicio ocasionado por esta frustración no solo involucra a esas personas, sino que desmantela nuevos grupos en formación, pone en riesgo la continuidad de ciertas disciplinas, genera todo tipo de asimetrías en la distribución de los ingresos e hipoteca el futuro del sistema científico. No atender el reclamo de aumento de vacantes en la CIC es, en este contexto, no sólo una muestra de insensibilidad sino también una insensatez.

5.

La grave situación salarial ha ocasionado un éxodo importante de empleados administrativos altamente calificados, tanto en sede central de CONICET como en los CCT e Institutos, dejando un plantel numéricamente insuficiente, sobrecargados en sus tareas y mal remunerados. La misma situación se observa en relación al Personal de Apoyo a la Investigación (CPA), cuya relación actual CPA/Investigador es de 0,26, cifra muy por debajo de lo razonablemente admisible para cualquier sistema de investigación.

6.

A la sombría situación del CONICET se suma la parálisis de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT), el único organismo estatal que financia proyectos de investigación científica y tecnológica a nivel nacional. El presupuesto de la Agencia se ha reducido, en valores reales, a menos de la mitad del asignado en 2015 (ver Tabla 11 del Apéndice) y el poder de compra de los proyectos que financia se ha pulverizado a menos del 25% del originalmente previsto. Los montos máximos a los que un grupo de investigación puede acceder en la convocatoria en curso en 2018 son ocho veces menores en dólares que aquellos que estaban disponibles en 2010. En estas condiciones, la investigación científica en Argentina se vuelve inviable. La disminución del presupuesto de la Agencia, que ha incumplido con todos sus compromisos, es tan grave que ha paralizado incluso la ejecución de proyectos que contaban con financiación externa otorgada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o la Corporación Andina de Fomento (CAF). De este modo, la Agencia parece encaminarse a su desaparición.

7.

Los efectos de la crisis presupuestaria se agravaron por el deterioro institucional del CONICET, que ha llegado a una situación tal que pone en riesgo su subsistencia. La utilidad del CONICET, la institución científica más prestigiosa de Argentina y una de las más prestigiosas de América Latina, fue puesta en duda por su propio Presidente, el Dr. Alejandro Cecatto, quien lo calificó como un “organismo inviable” poco después de asumir su cargo. En el marco de la implementación de políticas de ajuste, desde las máximas autoridades del CONICET y del (ex) MINCyT se promovió el falso debate entre “ciencia útil” y “ciencia inútil” y se toleraron campañas mediáticas de desprestigio a grupos de investigación, que afectaron particularmente a las ciencias sociales y las humanidades. Asimismo, las máximas autoridades del organismo no sólo impulsaron medidas que carecían de respaldo presupuestario (como los Proyectos de Unidades Ejecutoras), sino que también introdujeron cambios inconsultos y erráticos en las reglas de juego vigentes en los concursos de becas y de ingresos a la Carrera del Investigador Científico que, notablemente, cambiaron sus bases en cuatro ocasiones durante los últimos cuatro años. En el marco de una crisis y de un ajuste brutal, las autoridades impulsaron proyectos que en este contexto parecen casi descabellados como la formulación de un nuevo “plan estratégico” o la confección de presupuestos en base cero. Por último, el deterioro institucional del CONICET afectó gravemente a su máximo órgano directivo: su Directorio. En efecto, desde 2016 somos testigos del destrato del Gobierno Nacional hacia el CONICET, que se ha manifestado en la falta de designación, en tiempo y forma, de los cuatro Directores que representan en su seno a los integrantes de la Carrera del Investigador Científico. Tras la elección realizada en junio de 2016 se demoró 18 meses la designación del Dr. Miguel Laborde y nunca se concretó la del Dr. Roberto Salvarezza (que, tras haber asumido su banca como Diputado Nacional, fue finalmente reemplazado por el Dr. Roberto Rivarola). Por otra parte, tras las elecciones realizadas en mayo de 2018, aún no se ha concretado las designaciones de los Dres. Alberto Kornblihtt y Mario Pecheny que recibieron el respaldo del alrededor del 65% de los Investigadores de sus áreas temáticas. Estos hechos son graves y, considerando que no existen razones valederas para las demoras en los nombramientos y que los representantes cuyas designaciones no se concretan son críticos de la actual gestión, podrían ser un claro indicio del retorno de la discriminación política al seno del organismo. Sin duda, esto implica un retroceso enorme para el CONICET.

8.

La gravedad de la situación impone que toda la comunidad científica y la ciudadanía reclamen la aplicación de medidas urgentes que permitan evitar la destrucción de nuestro sistema científico en general y del CONICET y la ANPCyT en particular. Proponemos reclamar, unificadamente, ante el gobierno nacional por la aplicación de las siguientes medidas y solicitar el compromiso de las fuerzas políticas para que las mismas sean implementadas por el Nuevo gobierno que asuma el próximo 10 de diciembre.

a) La reinstalación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y la designación al frente del mismo de un equipo comprometido con el fortalecimiento del sistema científico.

b) El cabal cumplimiento de la Ley Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Nro. 25467) y la sanción de una Ley de Financiamiento de la Ciencia y la Tecnología, que fije metas cuantitativas de inversión en el sector a corto, mediano y largo plazo.

c) El inmediato aumento de salarios para investigadores, becarios y becarias, personal de apoyo y administrativo del CONICET con el objeto de revertir el deterioro del poder adquisitivo que, desde diciembre de 2015 ha caído cerca de 35%. Naturalmente, estos aumentos deben ser adicionales a aquellos destinados a compensar los efectos de la inflación en el corriente año.

d) Solicitar la inmediata apertura de la mesa paritaria para la elaboración y firma de un Convenio Colectivo de Trabajo que incluya a todo el personal de CONICET.

e) La declaración del estado de “emergencia presupuestaria” del CONICET y el aumento del presupuesto destinado a cubrir gastos de funcionamiento, infraestructura y proyectos hasta llevarlos, como un primer paso, al 10% del total (que fue el porcentaje que alcanzó ese presupuesto en el lustro 2010-2015).

f) La convocatoria a concurso para el otorgamiento de financiación a nuevos proyectos de investigación científica y tecnológica y el pago de los adeudados.

g) El aumento sustancial del número de vacantes para el ingreso a la Carrera del Investigador Científico en cantidad suficiente para revertir el deterioro de los últimos tres años y retomar la senda del crecimiento en base a un plan a largo plazo. El otorgamiento de una prórroga de las becas para los postulantes que fueron marginados en el concurso 2018 y la modificación de las bases del llamado eliminando los condicionamientos impuestos por la gestión del Dr. Ceccatto en los llamados abiertos en 2016 y 2017.

h) La revisión de los criterios actuales para los llamados a ingresos a la CIC y becas, eliminando la decisión arbitraria y sin sustento de aplicar porcentajes equitativos para temas generales y “estratégicos”.

i) La reformulación del régimen de becas y la instauración de contratos a tiempo limitado de becarios doctorales y postdoctorales.

j) La revisión del Plan Estratégico en el marco de la implementación de una política de crecimiento y fortalecimiento del CONICET.

k) La revisión del sistema de gobernanza del CONICET, establecido en el decreto 1661/96, dando lugar a una amplia discusión que involucre al conjunto de la comunidad científica y los trabajadores del organismo

l) El cese de la intromisión de la Secretaría de Gobierno de Modernización de la Nación en el ámbito del CONICET y la regularización de todos los contratos bajo el régimen del Art 9.

m) La reactivación del plan de obras de infraestructura paralizadas desde hace ya tres años.

n) La inmediata normalización del Directorio del CONICET, el fin de la discriminación política en su seno y la designación de los Dres. Kornblihtt y Pecheny como representantes de las grandes áreas del conocimiento que realizaron elecciones en mayo de 2018.

o) La inmediata duplicación del presupuesto de la ANPCyT y el aumento de los montos disponibles para la financiación de proyectos en el marco del programa PICT, con el fin de cubrir el deterioro de su poder de compras (en un monto no inferior al 50%).

p) El cumplimiento de todas las obligaciones de la ANPCyT en lo referente al pago de los financiamientos que cuentan con fondos de préstamos internacionales otorgados por el BID y la CAF (programas PME, PICT, PICT-E, PICTO, etc.).

q) La normalización del llamado de nuevos cargos a la Carrera del Personal de Apoyo (CPA) y el otorgamiento del alta para los agentes que aguardan sus nombramientos. Descongelamiento de la planta administrativa y pase a planta del personal contratado bajo el régimen del Art 9.


Mesa Coordinadora del Plenario de Directoras y Directores de Institutos del CONICET

Alfredo Cáceres (Córdoba), Ana Franchi (CABA), Andrea Gamarnik (CABA), Edgardo Baldo (Córdoba), Gloria Chicote (La Plata), Juan Pablo Paz (CABA), Marcos Vaira (San Salvador de Jujuy), María Cristina Carrillo (Rosario), Raquel Chan (Santa Fe), Rolando Gonzalez José (Puerto Madryn)

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4 komentáře


yurmanluis
08. 5. 2019

Solo cuando la ciencia sea una política de estado el país saldrá adelsnte

To se mi líbí

Ximena Rapetti
Ximena Rapetti
08. 5. 2019

La ciencia es el reflejo del país que somos. Con más educación, salud y ciencia hay más libertades para todos los sujetos que conforman el Estado...

To se mi líbí

Mariel Alejandra López
Mariel Alejandra López
02. 5. 2019

La ciencia argentina merece un saneamiento y consideración en todos los niveles, disciplinas y lugares de trabajo del país sin discriminación partidaria

To se mi líbí

Graciela Bailliet
Graciela Bailliet
30. 4. 2019

La ciencia argentina necesita ser reconocida y valorada.

To se mi líbí
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